HISTORIA. BLOQUE 5
LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1788-1833): LIBERALISMO FRENTE A ABSOLUTISMO.
Carlos IV, Jose I Bonaparte y Fernando VII

Estándar 1. Describe la Guerra de la Independencia: sus causas, la composición de los bandos en conflicto y el desarrollo de los acontecimientos:

1º.-) La crisis de la monarquía borbónica:Carlos IV no es capaz de continuar el reformismo moderado y autoritario de su padre (decadencia del despotismo ilustrado). Durante su reinado se inicia la crisis del Antiguo Régimen, es el final de la sociedad estamental y de la monarquía absoluta.

La crisis del Antiguo Régimen se inició por el efecto que la Revolución Francesa (1789-1799) provocó en España. Por un lado, algunos ilustrados confiaron en que eso aceleraría las reformas en la propia España. Por su parte, el gobierno de Floridablanca (1789-1792), considerando la revolución un peligro cerró todo tipo de contacto con Francia. Estableció un “cordón ideológico sanitario” con el que trató aislar a España y su imperio de las influencias de la revolución. Llegó incluso a restaurar la Inquisición como aparato represivo de la monarquía. Sin embargo, la influencia revolucionaria era difícil de frenar.

Otro aspecto que aceleró la crisis del Antiguo Régimen fue el desprestigio del gobierno español personificado en Manuel Godoy, favorito de la Reina. Godoy dirigió la política española durante grandes períodos entre 1792 y 1808 y no pudo evitar que España se mezclara en los conflictos entre Inglaterra y la Francia Revolucionaria. Primero luchó contra la República Francesa uniéndose a la coalición de monarquías absolutistas europeas que declararon la guerra a la Francia revolucionaria (Guerra de la Convención 1793-95), pero tras las derrotas militares y la firma del Tratado de Basilea (1795), cambió de bando y retornó a la alianza hispano-francesa.

Godoy firmó el Tratado de San Ildefonso (1796) con Francia, que establecían acuerdos de auxilio mutuo; en realidad España quedaba definitivamente subordinada a los intereses políticos franceses. La primera prueba de este hecho fue su implicación en una guerra contra el principal enemigo de Francia: Gran Bretaña. Se declaró la guerra a Portugal que no aceptaba el “bloqueo continental” (Guerra de las Naranjas 1801) y en 1805 la flota francoespañola derrotada en Trafalgar por Nelson y perdió definitivamente la gran flota que había costado un siglo construir. En 1807 Godoy se mostró excesivamente sumiso con Napoleón al firmar el Tratado de Fontainebleau, que daba libre paso a las tropas francesas por el suelo español. La excusa era la conquista de Portugal, aliada de Inglaterra, a cambio de un futuro reparto entre Francia, España y un principado para el propio Godoy, pero era evidente que el ejército francés planeaba ocupar España de un modo u otro.

2º.-) Guerra de independencia: 1808-1814: La ocupación francesa del territorio peninsular desencadenó una larga guerra por la independencia en la que España tuvo como aliados a Portugal y el Reino Unido. En realidad, no se trataba sólo de un conflicto entre Estados, sino que formaba parte de los planes expansionistas de Napoleón por Europa. Además, la ocupación sentó las bases de un sentimiento nacional y favoreció las transformaciones políticas, aunque los intentos de instaurar un régimen liberal acabaron fracasando.

a.-) Inicios de la guerra:

• Del Motín de Aranjuez al 2 de mayo: A principios de 1808, las tropas napoleónicas penetraron en territorio español con la excusa de la invasión de Portugal, según lo acordado en el Tratado de Fontainebleau, pero pronto ocuparon las ciudades más estratégicas de la Península. Este tratado provocó la rebelión de un sector de la nobleza que animó al príncipe Fernando a tomar el poder. Así se produjo el Motín de Aranjuez (Marzo de 1808) en el que Fernando VII pretendía subir al trono aprovechando el descontento popular provocado por la ocupación francesa y por el gobierno de Godoy, que no había conseguido superar la situación de crisis generalizada. Finalmente, Carlos IV abdicó a favor de su hijo Fernando VII (1808) y destituir a Godoy. Napoleón actuó de árbitro en las disputas de padre e hijo: convocó a los monarcas en Bayona (Francia) para hacerlos renunciar a la Corona de España en su favor. La Corona fue cedida por Napoleón a su hermano José I Bonaparte (Abdicaciones de Bayona).Por primera vez, la acción popular, aunque movida por los intereses de la clase privilegiada, provocó el destronamiento de un monarca. Mientras se firmaba los acuerdos de Bayona, en España la situación era inestable. El exilio de la familia real y el de Godoy había dejado un vacío de poder, puesto que el gobierno provisional, en manos de las instituciones del Antiguo Régimen, colaboraba con los franceses.

Al contrario de lo que Napoleón esperaba, el pueblo español reaccionó contra lo que consideraba como una usurpación. Así, el Dos de Mayo de 1808, el pueblo de Madrid se levantó contra los franceses, provocando una brutal represión (fusilamientos del 3 de mayo). El levantamiento de Madrid dio lugar a un movimiento popular que se fue extendiendo por toda España y que fue el detonante de otras insurrecciones por toda la Península. A partir de ese momento, se inició la llamada guerra de la Independencia. Al igual que la de Aranjuez, esta insurrección popular también estuvo dirigida por la nobleza y el clero. Éstos denunciaban la traición del aliado francés, que había roto la integridad territorial, y reclamaban a Fernando VII como rey.

• Organización de la resistencia: las Juntas. Surgen de manera espontánea nuevas instituciones, después de las insurrecciones de mayo, las juntas de defensa de ámbito local, compuestas por ilustrados, militares, clérigos elegidos por los ciudadanos. Es decir, por primera vez el pueblo asumía la soberanía y escogía a sus gobernantes. Su finalidad es organizar la defensa, expulsar al ejército francés y restituir el trono a Fernando VII, aunque finalmente también llevaron a cabo reformas político-sociales.

Para coordinarse, política y militarmente, se crearon juntas de defensa provincial y más adelante la Junta Suprema Central, presidida por Floridablanca, que se establecerá en Cádiz ante el avance de los franceses. La Junta Suprema Central se convierte en el órgano de gobierno representante de la voluntad del pueblo español. Asume la soberanía en nombre el rey Fernando VII. Este movimiento juntero era partidario de la independencia política pero también reconocía la necesidad de reformas económicas y sociales profundas. Se había producido una auténtica revolución: el pueblo y las juntas se declaran soberanas, con capacidad para firmar tratados, hacer leyes, dirigir la guerra. En 1810 cede el poder a una Regencia que actuará en nombre del rey, e igualmente se establece en Cádiz.

Las Juntas no se habían formado con la voluntad de llevar a cabo una revolución política y social, sino que fueron el fruto de una situación de guerra. De hecho, el pueblo luchaba por el retorno de Fernando VII, al que sus partidarios presentaban como el único capaz de solucionar los problemas heredados del reinado de Carlos IV. Defendían, pues, un sistema político tradicional, basado en el absolutismo y la religión católica de 1810, aunque también luchaban como reacción a la invasión extranjera. No existía un apoyo popular generalizado a los ideales liberales defendidos en la Revolución Francesa.

Este mismo movimiento de formación de juntas se produjo en las colonias americanas. Las juntas enviaron a la península a sus representantes y apoyaron el esfuerzo bélico contra los franceses. Posteriormente constituyeron el germen de la Emancipación

• El reinado de José I Bonaparte: Después de las abdicaciones de los Borbones y de declarar a José Bonaparte como rey de España y de las Indias, en junio de 1808, Napoleón convocó una asamblea de notables españoles en Bayona para asegurarse el apoyo al nuevo monarca. Éstos deberían jurar obediencia al nuevo soberano, José I, y aprobar una carta constitucional elaborada y promulgada por el propio Napoleón. Esta carta constitucional, el Estatuto de Bayona, debía ser la nueva ley fundamental del reino. Pretendía suprimir las bases jurídicas del Antiguo Régimen e iniciar reformas moderadas. Pero, reconocía algunos derechos, como la libertad de prensa y la inviolabilidad de domicilio, y proponía algunas reformas de orden social y administrativo, en realidad era una carta otorgada por el emperador que mantenía una monarquía autoritaria y conservadora. José I y el Estatuto de Bayona sólo fueron aceptados por parte de la nobleza, los militares, el alto clero y por algunos representantes de la alta burguesía. Todos ellos fueron considerados afrancesados, un término que hasta entonces sólo designaba a los que seguían la moda y la cultura francesa o a los ilustrados, pero que adquirió un significado más peyorativo, de colaboracionista.

Los afrancesados veían a Francia como un modelo de progreso y modernización. Pero, al mismo tiempo, eran conservadores que, basándose en una política propia del despotismo ilustrado, pensaban que con la nueva dinastía podrían reanudar las reformas iniciadas con Carlos III. Además, también les interesaba conservar su estatus y sus empleos.

A pesar del apoyo de los afrancesados, la política reformista de José I no tuvo los medios necesarios para aplicarse y, de hecho, el Estatuto de Bayona no entró en vigor a causa de la guerra.

b.-) Desarrollo del conflicto:

Después del dos de mayo, las Juntas Supremas reorganizaron el ejército regular, además de movilizar fuerzas militares no regulares, las milicias provinciales.

Estas tropas tuvieron una actuación poco eficaz a causa de su reducido número de efectivos y de su falta de disciplina y armas frente al ejército francés, mejor preparado tanto en armamento como en estrategia. A pesar de ello, colaboraron con las tropas de sus aliados portugueses y británicos, cuya participación fue vital para la derrota final de Napoleón.

Ante la superioridad del ejército napoleónico y la ineficacia del ejército regular español, surgió la guerrilla. Esta estrategia, que se conocía desde la antigüedad, se desarrollo con fuerza durante la guerra de la Independencia. Por primera vez tenía un alcance nacional y se utilizaba durante un largo período de tiempo. Además, se convirtió en una estrategia habitual a lo largo de los siglos XIX y XX.

La acción de la guerrilla, un fenómeno básicamente rural, se basa en el profundo conocimiento del terreno y en la colaboración de la población civil para desgastar al enemigo mediante sabotajes, emboscadas y operaciones de espionaje, evitando una confrontación abierta. Estas actuaciones contribuyeron a la derrota final de Francia. En la guerra de la Independencia se vieron implicados Portugal y el Reino Unido como aliados de España frente a la Francia napoleónica. Se intentaba acabar con la hegemonía de Napoleón en Europa, sobre todo por parte del Reino Unido, su gran rival. Pero también era una guerra civil que enfrentaba:

 Por un lado estaba José I Bonaparte apoyado por los ocupantes franceses pero también por ilustrados españoles que pensaban que el gobierno de éste traería la modernidad a España (fueron llamados despectivamente los afrancesados), y admitieron una carta otorgada, el Estatuto de Bayona.

 Por otro lado, la resistencia contra los franceses, organizada en torno a las juntas, en la que se unían absolutistas y liberales, unidos por la causa de Fernando VII y con la colaboración de portugueses y del ejército británico de Wellington.

c.-) Fases de la Guerra de Independencia:

 1ª fase junio-octubre 1808. Los sitios y las victorias españolas. Los franceses van ocupando el territorio, aunque una serie de reacciones inesperadas del ejército y el pueblo español (Batalla de Bailén, asedios de Zaragoza y Gerona), frenan el avance francés y obligan a José Bonaparte a abandonar Madrid.

 2ª fase Noviembre de 1808 y 1812. Contraofensivas y victorias francesas. Napoleón entró en España al frente de la Grande Armée, derrotó a los ejércitos españoles y repuso a José I en el trono español . Por su parte la Junta Central Suprema entabló negociaciones con Reino Unido para conseguir apoyo. Desembarcaron en la península Wellington para apoyar la defensa de Lisboa. Los ejércitos franceses ocuparon las plazas más importantes excepto Cádiz, que estaba defendida por una escuadra británica. La guerra de guerrillas llevada a cabo por partidas de guerrilleros que acosaron a los ejércitos franceses. Algunas de esta guerrillas como las de “El Empecinado”, “El Cura Merino” y Espoz y Mina llegaron a tener dimensiones de verdaderos ejércitos. Asolaban las vías de comunicación, destruían guarniciones aisladas y no presentaban batalla frontal. Amplias zonas del territorio jamás llegaron a estar controladas por el ejército francés. Paralelamente, en Cádiz, La Junta Central se disuelve dando paso a una Regencia.

 3º fase 1812-1813. Ofensivas hispano-británicas. Tras la derrota de Rusia, Napoleón se ve obligado a sacar tropas de España y el general británico Wellington inicia la ofensiva desde Portugal, derrota a los franceses en Los Arapiles y les persigue hasta los Pirineos (batalla de Vitoria, San Marcial 1813). Por el Tratado de Valençay (1813), los españoles acuerdan no invadir el sur de Francia si los franceses evacuan Cataluña y liberan a Fernando VII.

La guerra terminó con un elevado número de bajas en todos los bandos, el exilio de afrancesados y liberales, el expolio del patrimonio artístico, el freno del desarrollo industrial y una grave crisis en el mundo rural que favoreció el bandolerismo.

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